martes, 17 de julio de 2012

Palabras manidas, términos agotados

        Hoy en día, todos usamos palabras que hemos ido incorporando a nuestro lenguaje, pero muchas de ellas no porque en nuestra niñez hubiéramos tenido necesidad de hacerlo, si no porque nos vinieron dadas a través de una sociedad que decidió que eran palabras importantes en nuestro día a día. Muchas de estas palabras son moldeadas por quien nos las inculca, es decir, si nuestra sociedad, por lo que sea, cree que el uso de determinada palabra, con determinado significado nos hace falta, esa palabra acabará siendo abrazada por la población. Pero esto se puede conseguir de muy distintas maneras, ya que el léxico es usado en multitud de veces para connotar la realidad que percibimos -ésta es una característica (buena o mala, eso ya queda a gusto de cada uno) que posee el léxico, ya que a través de eufemismos, de distintas connotaciones de las palabras, seleccionando una acepción concreta que destaque el carácter de determinada palabra, o incluso creando nuevas palabras y dejando a un lado otras clásicas que ya tenían cierta función, puede influir en la nuestra realidad, moldeándola en consonancia a ciertos intereses.
     
        Lo expuesto hasta ahora, creo que es fácil de percibir en los medios de comunicación de la sociedad capitalista en la que vivimos, los cuales a través de su lenguaje, interesado y recargado de simbología, consiguen disuadir y llevar por el camino deseado a la mayoría de las personas a las que llegan. Ya sabemos que, ya no hay guerras sino intervenciones militares, no hay gente asesinada en esas guerras sino daños colaterales, no existen los despidos en masa de trabajadores sino una "flexibilización de la plantilla" o no hay disidentes políticos sino radicales antisistemas, y así hasta la saciedad. Pero además, estos medios se toman la modestia de decidir qué son y cómo son las cosas, y si son buenas o no; por ejemplo ellos dicen los países que son democracias -a pesar de que, esa tal democracia, tenga unos índices de pobreza, paro, represión etc. muy grandes- o los países que son dictaduras, a los cuales denominan "el régimen".

       A pesar de todo esto, hace mucho que sé de la existencia de esta forma de control -en su día Orwell llamó a esto neolenguaje y describió cómo se podía utilizar para controlar a la población, el problema es que su conjura contra el comunismo, y más concretamente el leninismo, no le dejó ser objetivo, a parte de su rumoreado trabajo para la CÍA, pero eso es ya otro tema-  y no es eso lo que me ha llamado la atención para escribir dicho artículo en el blog, sino el cómo palabras tan utilizadas por nosotros con frecuencia han dejado de ser algo original, para convertirse en palabras tan manidas que no llegan a tener el significado que se le presupone. Palabras como "democracia", "libertad" o "justicia" han pasado casi a ser (al menos en la cultura occidental) términos agotados en su práctica. Por lo tanto, sólo quedó de ellas su parte teórica (digamos idealista) de las mismas. Su uso mal intencionado, dónde la semántica de estas palabras parece diluirse como azucarillo, han hecho de las mismas un cero a la izquierda.

       Dentro de países capitalistas como éste (España) se nos habla de que vivimos en "democracia" desde la transición, sin embargo se obvia lo que significa vivir en democracia, ya que por el mero hecho, de ser vasallos de un rey (es decir, tener monarquía) que nadie eligió (salvo un dictador) es imposible que vivamos en democracia. A eso habría que añadirle miles de cosas, como que las leyes, decretos, órdenes... no las elige el pueblo, pero me podría alargar muchísimo y no es mi propósito. El tema de la justicia es más subjetivo y más peliagudo, ya que la justicia es tan difícil de conseguir que parece que vivimos en un mundo puramente injusto. Y qué decir de la libertad, tanto se habló y se habla de ella, que parece difícil ya vislumbrar qué es. Lo que está claro que no es la libertad que nos quiere dar el capitalismo de poder comprar lo que quieras, mientras tengas el dinero, claro, o de opinar sobre algo, mientras no vaya contra el sistema.

        En mi opinión, la base para que estas tres palabras tomen forma y no se desvanezcan en la práctica empieza por la igualdad económica de todos los seres humanos, teniendo como fin último la eliminación de las clases sociales - ¿os suena a algo esto o tengo que decir qué a eso es lo que aspira el comunismo? Con dichas medidas se puede empezar a vislumbrar la justicia, la democracia y la libertad.

"Yo te nombro, libertad":


jueves, 5 de julio de 2012

Poesía relativamente reciente (1)

        Bueno, como podréis comprobar he tenido el blog en completo abandono desde hace unos pocos de meses, aunque tampoco es que antes de esto le hubiera dedicado mucho tiempo. Las causas son muy diversas, entre ellas (como ya comenté en otra entrada) están mi inconstancia y falta de predisposición para hacer algunas cosas -parece que, generalmente, si no me veo bajo presión o bajo una necesidad muy grande, me muestro apático a ejecutar en el momento la acción pensada- o por falta de tiempo o espacio muchas veces, y no será porque no haya tenido ideas para nuevas entradas en la cabeza para publicar. Pero bueno, lo importante es cuando creo entradas, y no cuando no lo hago, y en ello me quiero centrar. Lo que sí puedo asegurar - y esta vez de verdad- es que a lo largo de este verano iré publicando entradas con relativa regularidad.

         Dicho esto, y habiendo puesto en contexto a los posibles lectores, voy con la actual entrada. La misma trata (al igual que la última que publiqué) sobre poesía escrita de mi puño y letra -quiero tratar otros temas más diversos pero todo irá llegando como lo hacen los diferentes meses con sus correspondientes características distintas. Dicha poesía fue escrita el domingo por la noche (más bien madrugada) tras la paralización del país para ver, y después celebrar, el partido de la selección española (de ahí el título de la entrada). Esta poesía, de carácter prosístico, todo sea dicho, lleva por nombre "La luna" y habla de este satélite y su visión de la Tierra, pero personificando el yo poético (y personal también) en él, es decir, que yo me identifico con la luna en este poema, mostrando mis inquietudes a través de ella, en ese día aciago, como si ella fuera mi misma persona, pero con la autonomía propia de este satélite espacial, que puede transmitir cosas que ella ve (importante verbo este, en el sentido de la percepción, en el poema).

         Y sin más -sé que no es positivo tener que explicar mucho un poema, sino que es el poema el que tiene que hablar por si mismo- os dejo con este poema creado por necesidad, como tantos otros:

La luna

En esta noche de verano la luna nos contempla,
se pregunta meditabunda el por qué de lo que ve.

Ve hombres que explotan a otros por monedas,
ve fuego, bosques enteros ardiendo, y no comprende
cómo puede haber a la vez tanta celebración en las gentes,
ve banderas iguales por todos lados sin saber el significado,
ve dolor en el alma de muchas personas.

Pero también ve ese dolor en a quien ella salva con su presencia,
y no lo entiende.
¿Acaso ella abandonó a la tierra alguna vez para que esté así?

Se resigna una vez más a alumbrar la oscuridad
a los oprimidos dentro de la tierra,
a los que no pueden ver lo que ella ve;
hasta que el todopoderoso sol vuelve
y le gana la batalla una mañana más.

Entonces, y como siempre, se retira a su lecho
para resurgir con fuerza al día siguiente.